martes, 11 de octubre de 2011

Nuestro cerebro elige ser feliz.


Daremos a conocer el siguiente estudio que asegura que la mayor parte de las personas somos positivas por naturaleza, pues nuestro cerebor parece ignorar los aspectos negativos. Los científicos explican que nuestro cerebro elige ser feliz.

Una de las razones por la que los optimistas mantienen una actitud positiva, incluso cuando no hay motivos, ha sido descubierta.

Según un estudio publicado en la revista Nature Neuroscience, el cerebro es muy bueno procesando buenas noticias sobre el futuro. Sin embargo en algunas personas, cualquier cosa negativa es prácticamente ignorada, manteniendo con ello una visión positiva del mundo. Los autores aseguran que el optimismo tiene beneficios importantes para la salud.


El estudio

Científicos del University College de Londres dicen que alrededor del 80% de las personas son en realidad optimistas, aunque no se etiqueten como tales. Un estudio evaluó el nivel de optimismo de catorce personas y se les realizó además un escáner cerebral. A cada una se le preguntó que probabilidad creía tener de padecer un total de 80 “sucesos negativos”, tales como un divorcio o padecer un cáncer. Después se les desveló la verdadera probabilidad de que estos sucesos ocurrieran y al final de la sesión se les pidió que volvieran a calificaran las probabilidades que creían tener de padecer esos sucesos negativos.

Hubo una marcada diferencia en los resultados de los optimistas dependiendo de si la realidad era una buena o mala noticia. El investigador principal, Tali Sharot, presentó el ejemplo de los riesgos de cáncer fijados en un 30%. Si una persona creyó que su riesgo de padecer cáncer era de un 40%, al final del experimento el individuo rebajó su propio riesgo alrededor del 31%, según afirmó Sharot. Sin embargo, si la persona pensaba originalmente que el riesgo de padecer esta enfermedad era del 10%, en la segunda ronda tan sólo aumentó levemente el riesgo, lo “modificó un poco, pero no mucho”.

Felices por elección

Si la noticia era positiva, es decir, el riesgo de que cierto evento negativo sucediera era inferior al que habían estimado, todas las personas presentaban una mayor actividad en los lóbulos frontales del cerebro, los cuales están asociados con los errores de procesamiento. Si por el contrario la información resultaba negativa, los más optimistas presentaban una menor actividad en los lóbulos frontales, al revés de lo que sucedía en los más pesimistas.

Esto sugiere que el cerebro escoge y selecciona lo que quiere escuchar. Sharot afirmó que “los mensajes de que fumar mata no funcionan porque la gente piensa que sus probabilidades de contraer cáncer son muy bajas. La tasa de divorcios es del 50% pero las gente no piensa que eso pueda ir con ellos. Hay un sesgo fundamental en el cerebro”.

El doctor Chris Chambers, neurocientífico de la Universidad de Cardiff, aseguró: “Para mí, este trabajo destaca algo que se está haciendo cada vez más evidente en la neurociencia, y es que una parte importante de la función cerebral en la toma de decisiones es probar las predicciones contra la realidad. En esencia, todas las personas somos “científicos”.

“Y a pesar de cuan sofisticadas son estas redes neuronales, es iluminador ver cómo el cerebro a veces viene con respuestas incorrectas y demasiado optimistas a pesar de la evidencia”. Así, el optimismo parece ser bueno para la salud. Un estudio sobre casi 100.000 mujeres mostró que las personas optimistas tienen un menor riesgo de sufrir enfermedades cardíacas mortales. Pero, tal y como Sharot señala: “El aspecto negativo es que se subestimen los riesgos”.

Fuente: BBC

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